Richard Strauss
Richard Strauss en 1945, a los 81 años
 
Richard Strauss compuso lieder durante toda su vida, literalmente: el primero, Weihtnachten, lo escribió con seis años y el último, Malven, con ochenta y cuatro, el año antes de fallecer. En este largo período de casi ochenta años los lieder se reparten en cuatro etapas:
 
  • la primera va desde su infancia hasta que conoce a la soprano Pauline de Ahna, en 1887; en este tiempo compone unos sesenta lieder.
  • La segunda, la más prolífica, transcurre entre esa fecha y su primer éxito operístico, Salome, en 1905; en esos años escribe unos noventa lieder. Desde 1905 hasta 1917, el año de Die Frau ohne Schatten, Strauss se concentró en la ópera y hubo un largo silencio por lo que respecta a las canciones.
  • La tercera etapa la encontramos entre 1817 y 1930, cuando escribe unos cuarenta lieder más.
  • Durante la cuarta, desde 1933 hasta su muerte, escribe tan solo diez lieder (cinco de los cuales en 1948). En total, hablamos de unos doscientos lieder.
Si algo distingue a Richard Strauss (junto con Gustav Mahler) de sus predecesores en la composición de lied es el acompañamiento con orquesta como alternativa al piano, y de las doscientas canciones que escribió las más interpretadas son las que tienen versión orquestal. Estamos tan acostumbrados a escuchar los lieder de Strauss formando parte de los programas sinfónicos que a menudo olvidamos algunos datos sorprendentes:
 
  • De los doscientos lieder que compuso Strauss en total, las tres cuartas partes están escritos únicamente para voz y piano, no tienen versión orquestal. De este gran grupo, sólo forman parte del repertorio unos diez.
  • De los lieder compuestos originalmente para voz y piano, Strauss sólo orquestó unos treinta.
  • Entre sus lieder más populares se cuentan también algunos que no fueron orquestados por Strauss sino por otros compositores.
  • Richard Strauss escribió quince lieder orquestales (distinguimos entre orquestales, escritos directamente para orquesta, y orquestados, escritos originalmente para piano) que apenas se interpretan, a excepción de los Vier letzte Lieder.
Es decir, asociamos los lieder de Strauss con la orquesta, pero esos títulos más conocidos que están en la mente de los aficionados están compuestos casi siempre inicialmente para piano, y los lieder orquestales son en su mayoría unos perfectos desconocidos. Hablaremos a continuación de los lieder orquestados y dejamos para próximas ocasiones referirnos a los lieder orquestales y a los lieder sólo para voz y piano.

Decíamos que Mahler y Strauss habían llevado el lied al concierto sinfónico; a pesar de coincidir en el tiempo, las aproximaciones de Mahler y Strauss al lied orquestal y la relación entre sus lieder y el resto de su obra fueron muy diferentes. Para Mahler, canciones y sinfonías, piano y orquesta, están íntimamente relacionados; para Strauss la relación entre sus canciones y el resto de sus obras es lejana y el vínculo entre sus versiones para piano y orquesta suele ser la persona a la que dedica estas últimas; como veremos, sólo orquestó una colección completa, el resto son lieder aislados extraídos de diferentes colecciones.
 
Los lieder orquestados para Pauline de Ahna

El primer grupo de lieder orquestados por Strauss están dedicados a Pauline, su mujer. Pauline de Ahna y Richard se habían conocido cuando ella era todavía era una estudiante de canto; debutó como profesional en 1890 con el papel de Pamina en Die Zauberflöte y en 1894 se casó con Richard, unos meses después de haber cantado en el estreno de su primera ópera, Guntram. En 1897 se retiró de los escenarios de ópera y a partir de entonces sólo dio conciertos y recitales, prácticamente siempre acompañada de su marido al piano o dirigiendo. Ese año Strauss arregló para orquesta cuatro canciones de amor: Cäcilie y Morgen, dos de los cuatro lieder que le había regalado la víspera de su boda, el Op. 27; Liebeshymnus, el no. 3 del Op. 32, compuesto en 1896 y Das Roseband, el no. 1 del Op. 36, compuesto el mismo 1897.
 
Richard Strauss y Pauline de Ahna
Paulina de Ahna y Richard Strauss
 
Strauss no orquestó ningún otro de los cinco lieder que forman el Op. 32 ni de los cuatro que forman el Op. 36; del Op. 27 orquestó un tercer lied, Ruhe, meine Seele, en 1848, más de cincuenta años después de componerlo. Al parecer tenía en mente añadirlo a sus cuatro últimos lieder orquestales para publicar los cinco juntos, pero esta idea no se concretó y tras su muerte el editor Ernst Roth publicó los cuatro lieder inéditos como Vier letzte Lieder.

También en 1897, Strauss orquestó un lieder que acababa de componer, Meinem Kinde, el no. 3 del Op. 37, y en 1900 añadió dos más compuestos el año anterior con la maternidad como tema: Wiegenlied, el no. 1 del Op. 41, y Muttertändelei, el no. 2 del Op. 43, formando un miniciclo conocido como Drei Mutterlieder; en 1943 orquestó otro lied del Op. 27, el n. 2, Ich liebe dich. Vemos que el compositor no consideraba necesario mantener la unidad de sus publicaciones, los lieder de una colección no estaban pensados para ser cantados necesariamente juntos. Por lo que respecta a la suerte de los lieder de los Opus mencionados que quedaron sin orquestar, por lo general son poco conocidos por el aficionado.
 
Los lieder orquestados para Elisabeth Schumann

Richard Strauss y Elisabeth Schumann
Elisabeth Schumann y Richard Strauss
 
Pasaron veinte años hasta que Strauss volvió a orquestar un grupo de lieder (en ese tiempo sólo orquesta un lied aislado, Die heiligen drei Könige), esta vez para la soprano Elisabeth Schumann. La cantante había cantado con éxito los papeles de Sophie (en 1911) y Octavian (en 1912), ambos de Der Rosenkavalier, y en 1917 coincidió con Strauss por primera vez en unas funciones de Don Giovanni en Zurich; desde entonces ambos trabajaron juntos en varias ocasiones, incluída una gira por Estados Unidos en 1921. En 1918, Strauss orquestó para interpretarlas con Schumann cuatro canciones que había escrito en 1900 y una quinta escrita en 1901; nuevamente Strauss elige lieder de tres Opus diferentes: Des Dichters Abendgang, Op. 47, no. 2; Freundliche Vision, Winterweihe y Winterliebe, Op. 48 no. 1, 4 y 5 y Waldseligkeit, Op. 49, no. 1.
 
Los lieder orquestados para Viorica Ursuleac

Después de estas orquestaciones de 1918, Strauss no volvió a orquestar ningún lied hasta 1933. La destinataria fue otra soprano, Viorica Ursuleac, que ese mismo año estrenaba Arabella; el compositor arregló cuatro lieder de cuatro Opus diferentes (Mein Auge, Op.37, no. 4, Befreit, Op.39, no. 4, Frühlingsfeier, Op. 56, no. 5 y Lied der Frauen, Op. 68, no. 6) que se estrenaron en un concierto dirigido por él mismo en octubre de 1933. Siete años más tarde, coincidiendo con la composición de Capriccio (que también estrenaría Ursuleac), Strauss volvió a orquestar canciones para ella; por primera y última vez completó un Opus, el 68, añadiendo los cinco lieder restantes. Además orquestó Zueignung, Op. 10, no. 1, en agradecimiento por la interpretación que la soprano había hecho de Die Ägyptische Helena, repuesta en Munich ese año; Strauss personalizó el lied para Viorica añadiendo unas palabras al final del poema.
 
 
Richard Strauss y Viorica Ursuleac
Viorica Ursuleac, Alfred Jerger y Richard Strauss en el estreno absoluto de Capriccio (1942)
 
Estos son prácticamente todos los lieder que Strauss orquestó a partir de su versión para piano; a esta pequeña colección hay que añadir los siete orquestados por Felix Mottl, Leopold Weninger y Robert Heger, tres directores de orquesta (y en menor medida compositores) contemporáneos de Richard Strauss.
 
Las orquestaciones de Mottl, Weninger y Heger

La primera orquestación corresponde a Felix Mottl, a quien los aficionados wagnerianos situarán rápidamente en Bayreuth, primero como asistente de Hans Richter y más tarde como director habitual; también debemos a Mottl la orquestación más utilizada de los Wesendonck Lieder (recordemos que Wagner sólo compuso la versión para voz y piano). Mottl orquestó un único lieder de Strauss, Ständchen, en 1900.

Leopold Weninger es más conocido por sus arreglos que como director de orquesta o como compositor de obras originales; su orquestación más célebre se interpreta cada año (deberíamos decir “casi cada año”, porque algún director ha optado por la orquestación original) para cerrar el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena: la Marcha Radeztky. Como Mottl, orquestó sólo un lied de Strauss: Heimkehr, en 1920.

Robert Heger, colaborador habitual de Richard Strauss y al recordamos como director en la grabación de Der Rosenkavalier de 1933, con Lotte Lehmann como Mariscala y Elisabeth Schumann como Sophie, orquestó cinco lieder, todos ellos en 1929: Zueignung, Allerseelen, Traum durch die Dämmerung, Heimliche Aufforderung y Ich trage meine Minne. En este grupo llama la atención especialmente Zueignung, un lied que cuenta con dos orquestaciones: la de Heger y la del propio Strauss, realizada once años más tarde; esta segunda versión podría llevarnos a pensar que el compositor no quedó satisfecho con la primera, pero no parece que nunca rechazara ninguna de las siete orquestaciones que hemos comentado. Sea como sea, lo cierto es que la versión más interpretada en los conciertos es la de Heger.
 
Audiciones

Acabamos este artículo de homenaje a Strauss en el 150 aniversario de su nacimiento proponiendo la audición de siete de sus lieder, los siete que no fueron orquestados por él. Los escucharemos únicamente en su versión original para voz y piano, excepto Zueignung, que por su peculiaridad escucharemos además en las dos versiones orquestales. Entre los intérpretes, el propio Strauss y algunos de sus cantantes favoritos, además de versiones más recientes.
 
  • Zueignung es el no. 1 de Acht Gedichte aus “Letzte Blätter” von Hermann von Gilm, Op. 10, una colección de lieder de temática amorosa compuesta en 1885. Cada una de las tres estrofas del poema acaban con el verso “Habe Dank!” (Te doy las gracias), y Strauss reforzó ese efecto de repetición con un lied estrófico, que empieza calmado y va subiendo en intensidad hasta la tercera estrofa; ahí la partitura indica “mit Weihe”, que podríamos traducir por “con devoción”, y llega al momento más intenso en el penúltimo verso, antes del “Habe Dank!” final. Probablemente sea el lied más famoso de Richard Strauss; sin duda es la propina más habitual en los recitales cuando se interpretan lieder del compositor bávaro.

    Escucharemos la versión para voz y piano interpretada por Hans Hotter y Walter Klien. La grabación es de 1967; no podemos esperar que la voz de Hotter esté fresca pero aún así es una hermosa interpretación. Hermosa también la segunda versión que escucharemos, la orquestada por Robert Heger, interpretada por un exultante Fritz Wunderlich acompañado por la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera dirigida por Jan Koetsier (1962).

    Finalmente, la versión orquestada por Richard Strauss, interpretada por Renée Fleming y la Orquesta Filarmónica de Munich dirigida por Christian Thielemann, una grabación de 2008. Escuchándola se comprende por qué se interpreta tan poco, pese a la riqueza de la orquestación; justo antes del Habe Dank! escuchamos las palabras añadidas por Strauss, “du wunderbare Helena”, que modifican la melodía original y no pueden soslayarse de ninguna manera; desde el punto de vista de la interpretación del poema, cuesta defender la dedicatoria a esa maravillosa Helena por lo que muchos cantantes optan por la versión de Reger, más fiel a la original para voz y piano.
  • Allerseelen también pertenece al Opus 10, es el último de los ocho lieder. El poema de Gilm recoge la tradición de recordar a los difuntos por Todos los Santos, y deja que los lectores interpretemos quién es el difunto en ese caso: el amor, o la persona amada? Como en el caso anterior, también tiene tres estrofas acabadas siempre con el mismo verso, “Wie einst im Mai” (como una vez en mayo), pero en esta ocasión Strauss opta por componer una canción variada. Escucharemos esta melancólica canción en la versión de Lotte Lehmann acompañada por Paul Ulanowsky en una grabación de 1941.
  • Heimkehr es el quinto y último lied de Fünf Lieder, Op. 15, compuesto en 1886 a partir de un poema de Adolf Friedrich; impregnado de melancolía como Allerseelen, en esta ocasión se canta al retorno a casa, y es el único de los cinco lieder de la colección que forma parte del repertorio. Por una vez mencionaremos primero al pianista de la versión elegida puesto que se trata del propio Richard Strauss, que acompaña al tenor Anton Dermota en 1943.
  • Ständchen, escrito en 1886, es el segundo de los Sechs Lieder von Adolf Friedrich Graf von Schack, Op.17 Es uno de los lieder más interpretados de Strauss, a menudo en la versión con acompañamiento de piano, seguramente uno de los más logrados del compositor. Mientras el narrador seduce a su amada y la invita a reunirse con él en el jardín el piano juega como si nos narrara un cuento de hadas, y no se suma a la escena amorosa hasta la última estrofa, cuando los amantes ya están juntos. Un acompañamiento mágico. De entre las muchísimas grabaciones disponibles, elegimos la de Richard Strauss acompañando a Lea Pitti (grabación de 1942).
  • Heimliche Aufforderung es el único de los cuatro lieder que forman el Opus 27, el regalo de bodas para Pauline, que Strauss no orquestó. El poema de John Henry Mackay es una apasionada “invitación secreta” a disfrutar de una noche de amor tras escabullirse de los invitados a la fiesta, que escuchamos interpretada por Peter Anders y Michael Raucheisen (1943)
  • Traum durch die Dämmerung es el primero de los Drei Lieder Op. 29, compuestos en 1895 a partir de poemas de Otto Julius Bierbaum; nuevamente se trata de una invitación a amar, como vemos un tema recurrente en Strauss. La versión elegida es la de Elisabeth Schumann, acompañada al piano por Karl Alwin. El sonido de la grabación no es el ideal pero es mucho mejor de lo que cabe esperar de una grabación de 1922.
  • Acabamos este recorrido con una preciosa canción, seguramente menos interpretada que las anteriores, Ich trage meine Minne. Compuesta en 1896 para Pauline, es el no. 1 de la colección Fünf Lieder Op. 32, y huelga decir que es una canción de amor. El poema de Karl Friedrich Henckell hace alusión al amor cortés y la música de Strauss recuerda por momentos el lieder clásico de finales del siglo XVIII, fundido con el irresistible apasionamiento que caracteriza tantas de sus canciones. Lo escuchamos interpretado por Heinrich Schlusnus y Sebastian Peschko (1936).
 

 
Artículo publicado en Codalario Premium (julio-agosto 2014)
 
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