Aquesta setmana rebem el Juan Pablo Sandoval García, que ens proposa dues passejades amoroses, una amb Johannes Brahms, Wir wandelten, i una amb Richard Strauss, Nachtgang. Què tenen en comú? Què les diferencia? El Juan Pablo comparteix amb nosaltres les seves reflexions, moltes gràcies!

La promenade - Pierre August Renoir
La passejada - P. A. Renoir

Dos paseos amorosos

En 1884 Johannes Brahms, solterón de 51 años, escribe Wir wandelten, uno de los poemas de Polydora, de Georg Friedrich Daumer, quien a su vez se había inspirado en un texto magiar. Cuando en 1872 Brahms tuvo la oportunidad de conocer a Daumer, el escritor nunca había oído hablar del compositor ni de sus Lieder a pesar de que éste había puesto música a más de 60 de sus poemas, entre ellos los famosos Liebeslieder Walzer.

Wir wandelten (Paseábamos) habla de dos personas que han caminado juntas felizmente en un tímido silencio, deseando adivinar los pensamientos del otro. Sin embargo, en contraste con la ausencia de palabras, los hermosos pensamientos han sonado como doradas campanitas, de manera tal que “en el mundo no hay un sonido igual de maravilloso”. Si este tintineo se anuncia ya discreto desde la introducción del piano, se hará evidente en la segunda parte de la canción. Brahms usa una textura luminosa y ligera para sostener el espíritu de este poema.

En este Lied nos encontramos ante un amor incipiente, inconfesado; probablemente como el que sintió Brahms joven por Clara Schumann al inicio de su relación. Es sorprendente la capacidad del compositor para recrear esa frescura, llena de inocente ilusión, en sus años maduros.

En 1894 Richard Strauss, de treinta y un años, escribe Nachtgang Op. 29 Nº 1. Lleva un año casado con la soprano Pauline de Ahna, mujer de carácter, que un día le concedió a Strauss veinte minutos para escribir una canción antes de salir a un compromiso, en los cuales el compositor creó Traum durch der Dämerung, tercera pieza del mismo opus, todas con textos de Otto Julius Bierbaum. Strauss había conocido a Bierbaum buscando un probable libretista para sus óperas y, a pesar de que tal contribución nunca se llevó a cabo, el compositor puso música a algunos de sus poemas.

En Nachtgang (Paseo nocturno) existe un contexto preciso, la noche quieta y acogedora, la luz plateada de la luna; por ello Strauss usa un registro de sonidos oscuros y aterciopelados y la línea melódica sólo tiene dos saltos significativos al agudo subrayando “Goldgrund” y “und rein”.

Hay en la música de Strauss morbidez y sensualidad y un paso más lento porque, a diferencia del Lied de Brahms, en este poema los amantes tienen una cercanía física que parece conectarlos más allá de las palabras: se toman del brazo, se miran a los ojos y finalmente él la sujeta con firmeza y la besa con suavidad. La emoción no sólo está presente en el candente anhelo de lágrimas que surge en los ojos de él, sino también en su alma que llora. Hay aquí un amor intenso en el que sin embargo la mujer parece una santa aureolada por la luz de la luna; evocación de los cuadros de Klimt y de la superposición entre pasión erótica y misticismo.

A un año de casado con Pauline, para quien Strauss seguramente escribió la mayoría de sus canciones y óperas, sería comprensible que este poema coincidiera con las vivencias de la pareja.

Analizando los recursos musicales para lograr el relieve expresivo, escuchamos que en Wir wandelten, Brahms escribe líneas en la parte instrumental que hacen eco a la línea del canto, la comentan reforzándola o tal vez simplemente toman la parte del otro paseante. El preludio nos sitúa en el ambiente ilusionado y en el que tímidamente aparece la referencia a las pequeñas campanitas doradas; Brahms introduce en este inicio el tema principal del Lied en un canon que sugiere los dos viandantes. El recurso imitativo de melodías continúa apareciendo entre la línea de la voz y del piano, dando relevancia a ciertas frases. (“wir zwei zusammen”; “was ich dachte”; “so himmlisch heiter war es all“).

Strauss por su parte usa sólo una vez este recurso subrayando la importancia de "dein Angesicht" (tu rostro), sin embargo, hace uso de otro recurso melódico imitativo: el leitmotif (pequeños temas musicales que se repiten recordándonos algo esencial que ya hemos escuchado en la obra).

Un tema que Strauss repite en este Lied es justamente el de la primera frase y que llamaré el tema del movimiento de la caminata, “Wir gingen durch die stille, milde Nacht”. Aparece una vez en el grave después de “wie die liebe Sonne”, la segunda vez en el postludio al final de la canción. El otro tema que repite, y que llamaré el tema del contacto físico, es la melodía de la segunda frase “Dein Arm in meinem, dein Auge in meinem" y lo hace justamente cuando la voz empieza las frases casi recitadas del final del Lied: “Fester fasst ich dich und kusste dich ganz leise”.

Otra coincidencia es que ambos compositores marcan un ritmo de movimiento continuo en el piano que se detiene sólo en momentos especiales. En Brahms para dar énfasis a “Sólo diré una cosa”, tras lo cual nos revelará la belleza de sus pensamientos. En Strauss el ritmo se vuelve acordes largos cuando describe la semejanza a una santa “Und du erschienst mir wie eine Heilige” y más adelante cuando la sujeta firmemente y la besa.

Gracias a la puesta en música de estos poemas, vuelven a pasear ante nuestros ojos estos enamorados, ya sean tímidos ilusionados juveniles o adoradores que se tocan.

El tenor suizo Ernst Haefliger, de la generación de la postguerra, interpreta Wir wandelten de Brahms con su línea elegante y su voz luminosa que se amalgama con el piano cristalino de Herta Klust. Hermann Prey, barítono berlinés, interpreta con pasión íntima Nachtgang en su ensemble con Gerald Moore.

Wir wandelten

Wir wandelten, wir zwei zusammen;
Ich war so still und du so stille;
Ich gäbe viel, um zu erfahren,
Was du gedacht in jenem Fall.

Was ich gedacht—unausgesprochen
Verbleibe das! Nur Eines sag’ ich:
So schön war Alles, was ich dachte,
So himmlisch heiter war es all.

In meinem Haupte die Gedanken
Sie läuteten, wie goldne Glöckchen;
So wundersüß, so wunderlieblich
Ist in der Welt kein andrer Hall.

Paseamos juntos, los dos,
Yo tan callado y tú tan silenciosa,
Daría tanto por saber
Qué pensabas en ese momento.

Mis pensamientos, ¡mejor no decirlos!
Solo diré una cosa:
Todo era tan maravilloso que pensé -
Cuán celestial y bello era todo.

Mis pensamientos
Resonaban como pequeñas campanillas doradas:
Tan maravillosamente dulces y bellas
Que en todo el mundo no hay otro eco.

(traducción de Ana María Accinelli)

 
Nachtgang

Wir gingen durch die stille, milde Nacht,
dein Arm in meinem,
dein Auge in meinem;
der Mond goss  silbernes Licht
über dein Angesicht;
wie auf Goldgrund
ruhte dein schönes Haupt,
und du erschienst mir wie eine Heilige:
mild und gross, und seelenübervoll,

heilig und rein wie die liebe Sonne.
Und in die Augen 
schwoll mir ein warmer Drang,
wie Tränenahnung.
Fester fasst’ ich dich
und küsste —
küsste dich ganz leise —
meine Seele weinte.

Paseábamos a través de la silenciosa y templada noche,
tu brazo en el mío,
tus ojos en los míos.
La luna vertía su luz de plata
sobre tu rostro,
como sobre un lecho de oro
reposaba tu bella cabeza
y te me antojabas una santa,
dulce y magnífica y rebosante de espiritualidad,

sagrada y pura como el adorado sol.
Y en mis ojos
brotaba el calor de un impulso,
como presintiendo las lágrimas.
Y te estrechaba
y te besaba...
Te besaba con suma delicadeza...
Mi alma lloraba.

(traducción de Isabel García Adánez)

 

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