Alberto Palacios ens parla d'un dels lieder més populars del repertori, Der Lindenbaum, de Winterreise de Franz Schubert; l'escoltarem en la versió de Dietrich Fischer-Dieskau i Gerald Moore. Gràcies, Alberto!
Ya estamos en el verano, comienza el calor que todos conocemos y evitamos estar expuestos a unos rayos de sol abrasadores. Qué mejor que una sombra fresca, rodeado de naturaleza, al son de una fuente, bajo un árbol verde y frondoso como puede ser el tilo: Der Lindenbaum. Al comenzar este popular poema de Wilhelm Müller nos encontramos con nuestro protagonista, una persona que nos relata cómo vivió y gozó en su día de este escenario tan pacífico y relajante; el tilo, lugar de encuentro de amantes, árbol que para Müller presenta una relación con la sociedad y el amor, lo cual contrasta con la soledad que se expone en este poema.
Debemos recordar que este lied pertenece al famoso ciclo Winterreise ("Viaje de Invierno") de Franz Schubert. Es muy acertado que sea el quinto lied en sonar: es todavía pronto para adentrarnos en la profunda melancolía del ciclo y aún se recuerdan los buenos momentos del verano pasado. A nuestro pobre protagonista le acaba de dejar su pareja en el primer lied del ciclo, y una fría noche de invierno decide comenzar un viaje. Esta idea del viaje tiene unas raíces profundas en la ideología del Romanticismo: “wandern” quiere decir caminar, la inconformidad con lo que uno tiene, la necesidad de viajar para evadirse de la realidad insatisfactoria, el ser feliz donde uno no está, etc., en definitiva, la condición humana. "Caminante no hay camino, se hace el camino al andar."
Sed sensibles a esta música que está cargada de sutilidades que nos aproximan a estas ideas. El contraste entre el recuerdo veraniego, agradable y la noche presente y fría se puede percibir en los interludios del pianista, en el que un torrente de notas (que pueden representar el aire frío) cambian radicalmente al otro extremo: dos notas. Esto ocurre nada más comenzar pero se perpetúa durante todo el lied.
Justo cuando nuestro protagonista pasa por delante del tilo en la profunda noche, la tonalidad modula al modo menor (mi menor). Esto propicia a la música un tono más oscuro y lúgubre. La noche está fuertemente relacionada con el mundo de los sueños y de lo irracional, lo cual explica lo que viene a continuación, y es que el tilo murmura unas palabras. Diría que el caminante se asusta pero decide seguir su ruta, el viento le sopla frío en la cara, pierde el sombrero y él apoderado del miedo ni se gira a recogerlo. En mi opinión éste es el momento climático del lied, culmina con un sonido fuerte y en una tesitura para el cantante curiosamente grave.
Más tarde, nuestro protagonista ya se encuentra lejos del tilo, lejos de aquella experiencia surrealista, la música vuelve a la tonalidad mayor inicial (Mi Mayor), vuelve a reinar la calma, pero algo no es igual, algo ha cambiado. Si os fijáis en el acompañamiento del piano, éste ha quedado perturbado. Ahora tiene unos valores rítmicos distintos que pueden representar cierta inestabilidad, la inestabilidad emocional que sufre el caminante, en cuya memoria todavía resuenan las palabras que le murmuró el tilo: “Komm her zu mir, Geselle, hier findst du deine Ruh’!”, lo que quiere decir: “ven a mí, compañero, aquí encontrarás la paz”, ¿o quizás quiso decir la muerte?
Am Brunnen vor dem Thore
Da steht ein Lindenbaum:
Ich träumt' in seinem Schatten
So manchen süßen Traum.
Ich schnitt in seine Rinde
So manches liebe Wort;
Es zog in Freud' und Leide
Zu ihm mich immer fort.
Ich mußt' auch heute wandern
Vorbei in tiefer Nacht,
Da hab' ich noch im Dunkel
Die Augen zugemacht.
Und seine Zweige rauschten,
Als riefen sie mir zu:
Komm her zu mir, Geselle,
Hier findst du deine Ruh'!
Die kalten Winde bliesen
Mir grad' in's Angesicht,
Der Hut flog mir vom Kopfe,
Ich wendete mich nicht.
Nun bin ich manche Stunde
Entfernt von jenem Ort,
Und immer hör' ich's rauschen:
Du fändest Ruhe dort!
En torno a la fuente, cerca del portón,
Está un árbol de Tilo
Yo he soñado bajo su sombra,
Tan dulces sueños.
Y he tallado en su corteza
Muchas palabras amorosas;
Siempre me siento atraído hacia él,
Sea que esté alegre, o triste.
Hoy debí pasar cerca suyo
Cuando moría la noche,
Y aún en la obscuridad,
Debí cerrar mis ojos.
Y sus ramas susurraron
Como si me estuvieran llamando
"Ven hacia mí, querido amigo,
Aquí encontrarás tu paz!"
Un viento frío sopló
Directamente sobre mi rostro;
Mi sombrero voló de mi cabeza,
Y no regresó.
Ahora, me encuentro muchas horas
Distante de aquél lugar;
Pero aún escucho el murmullo:
"Aquí encontrarás la paz!"
(traducción de Daniel Faure)
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